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Lamento por la corrupción de Israel

¡Ay de mí!, porque soy
Como los recogedores de frutos de verano, como los rebuscadores en la vendimia(A).
No hay racimo de uvas que comer,
Ni higo temprano que tanto deseo(B).
Ha desaparecido el bondadoso de la tierra(C),
Y no hay ninguno recto entre los hombres.
Todos acechan para derramar sangre(D),
Unos a otros se echan la red(E).
Para el mal(F) las dos manos son diestras.
El príncipe pide, y también el juez, una recompensa,
El grande habla de lo que desea su alma,
Y juntos lo traman(G).

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